El maestro Iyengar desarrolló la metáfora del árbol del yoga para explicar cómo los 8 pasos del Raja Yoga descritos en los Yogasutras se siguen y practican también en el Hatha Yoga.
Significado de Yoga según Patanjali
Antes de nada conviene saber que la palabra yoga proviene de la raíz yuj, yugo. Ésta amenudo se traduce como unión, ya que el yugo une a los bueyes o mulas en la tarea de arar el campo.
En cambio Patanjali, autor de los Yogasutras, no utiliza este término tanto en el sentido de unión. Para él, siendo un referente del raja yoga (yoga de la mente), la palabra “yoga” implica poner la mente bajo el yugo de la práctica a fin de controlarla y purificarla.
Con este fin desarrolló un sistema basado en 8 pasos, las 8 partes del asthanga yoga (no confundir con el estilo de yoga creado por Pattabhi Jois) que hay que seguir para liberarse de las ataduras de la mente y alcanzar la realización. Astha – ocho; anga – partes; yoga – ponerse bajo su yugo, su dominio, someterse. Es decir, someterse a la práctica de estos 8 pasos.
Las 4 sendas del Yoga
Se pueden distinguir cuatro sendas del yoga, cuatro caminos diferentes que tienen en común la búsqueda de la autorrealización y la liberación, de la conexión con la realidad absoluta que yace bajo las ilusiones de la vida diaria (maya).
- Bhakti Yoga: El yoga de la devoción.
- Karma Yoga: El yoga de la acción desinteresada y correcta.
- Jnana Yoga: El yoga del conocimiento.
- Raja Yoga: El yoga del dominio de la mente.
Puede considerarse que el Hatha Yoga (yoga físico) nace del raja yoga y de la influencia de las escuelas del tantrismo.
Hoy en día el hatha yoga es muy popular, (en parte gracias al interés de occidente en el deporte y el «culto al cuerpo») pero no siempre fue así. Muchos yoguis en la India (ej: Vivekananda) miraban con recelo el yoga postural, no consideraban que «trabajar con el cuerpo» fuese una senda del yoga, una senda espiritual. En las cuatro sendas del yoga no había cabida para un yoga que trabajara el cuerpo físico. Pensaban que el hatha yoga desvirtuaba un poco este camino y quedaba relegado a ciertos grupos de población socialmente menos aceptados.
Iyengar en defensa del Hatha Yoga
Iyengar, disicípulo de Krishnamacharya, maestro de hatha yoga y creador del estilo que recibe su nombre, trató de aportar un poco de luz al tema con su libro «El árbol del Yoga».
Él considera los Yogasutra como «la biblia del yoga”, y a través de su libro trató de mostrar cómo el hatha Yoga es algo más que un ejercicio físico, y que su práctica también sigue los 8 pasos descritos por Patanjali.
Al comienzo del libro dice:
«Quienes abordan el yoga intelectualmente afirman que el raja yoga es espiritual y el hatha yoga meramente físico. Se
trata de un grave error. Así como todas las sendas conducen a la fuente, también el hatha yoga nos conduce hacia la visión del alma. ¿Cuántos de aquellos que establecen esta distinción entre hatha yoga y raja yoga han realizado un estudio en profundidad del hatha yoga pradipika o de otros textos antiguos sobre hatha yoga? ¿Y cuántos han leído en profundidad los Yoga Sutras de Patanjali, que son la fuente principal del raja yoga?
La metáfora del árbol del Yoga
De esta manera, Iyengar en su libro integra la idea de hatha yoga y raja yoga desarrollando el concepto de árbol del yoga. Según esta analogía, a medida que la semilla crece, va dando lugar a los 8 miembros.
Yama, la raíz
Yama en los Yogasasutra de Patanjali se puede resumir en «lo que no debes hacer». Son 5 preceptos: Ahimsa (la no violencia), satya (la verdad), asteya (no robar), Brahmacharya (continencia y orden en las pasiones), y aparigraha (no codiciar)
Iyengar considera que yama se corresponde con la raíz del árbol, la base a partir de la cual crecen todas las demás. En nuestro cuerpo hace referencia los órganos de acción (brazos, piernas, boca, órganos de procreación y órganos de excreción) ya que estos pueden controlar a los de percepción negándose a ejecutar determinadas acciones. Lo primero que debe aprender a controlar un yogui son los órganos de acción.
“Yama contiene los principios de ahimsa, satya, asteya, brahmacharya y aparigraha. Todos estos estados están presentes a la hora de realizar un asana con disciplina ética, empezando con la no violencia con uno mismo y buscando el equilibrio en la acción.»
Niyama, el tronco
Se puede resumir en lo que debes hacer. Al igual que los yamas, tambien son 5: Saucha (limpieza), Santosha (contento), Tapas (autodisciplina), Svadhyaya (autoestudio), Ishvar pranidhana (devoción, divinidad).
Niyama según Iyengar sería el tronco del árbol. Los principios que lo componen, saucha, santosha, tapas, svadhyaya e ishvar pranidhana, controlan los órganos de percepción (ojos, oídos, nariz, lengua y piel).
“Cuando realizamos un asana armoniosamente (saucha) sentimos los beneficios de las posturas experimentando así santosha. Tapas sería el espíritu de constancia y autodisciplina en la práctica. Conocerte a ti mismo (svadhyaya) te ayudará a relacionarte más conscientemente con tu cuerpo, a escucharlo y a ser respetuoso con él. Entrégate a la experiencia en la esterilla (ishvar pranidhana) desde el amor, confiando en el propio proceso y en los beneficios que llegarán cuando tengan que llegar. «
Asana, las ramas
Asana significa pose o postura. Son posiciones específicas del cuerpo que limpian los canales de energía y equilibran el flujo de la misma en el organismo, generando estabilidad física, mental y emocional. Deben realizarse con plena conciencia y sin esfuerzo, buscando la calma y la comodidad, y sosteniendo un ritmo respiratorio firme y constante. Controlando el cuerpo, se controla la mente.
Los asanas se corresponden con las ramas del árbol. A través de la colocación del cuerpo se armonizan las funciones físicas y fisiológicas de éste. Trabajan en un plano físico, mental y espiritual.
“Debemos llegar totalmente absortos, con devoción, dedicación y atención. Ha de haber honradez y reflexión en la postura, que la mente cobre la misma extensión que el cuerpo. Cuando dicha sensibilidad se halla por igual en contacto con el cuerpo, la mente y el alma, nos hallamos en un estado de contemplación o meditación. El practicante, el instrumento (cuerpo) y el asana se vuelven uno.»
Pranayama, las hojas
La palabra pranayama está compuesta por las raíces “prana” y “ayama”. “Prana” significa “energía vital” y está presente en todas las cosas, animadas e inanimadas. Aunque está íntimamente relacionada con la respiración, es mucho más sutil que el aire o el oxígeno. Todo lo que vibra en el universo es prana. “Ayama” significa extensión, expansión, amplitud, prolongación, estiramiento. Por lo tanto, la palabra pranayama significa expansión del prana o energía vital.
Según la metáfora del árbol del yoga, el pranayama se corresponde con las hojas.
«De las ramas crecen las hojas que suministran energía a todo el árbol. De esta manera, el pranayama o ciencia de la respiración, conduce a la creación, distribución y mantenimiento de la energía vital, conecta el macrocosmos con el microcosmos y viceversa. Los sistemas respiratorio y circulatorio son conducidos a un estado de armonía.
El pranayama es el puente entre lo físico y lo espiritual, constituye el eje del yoga».
Pratyahara, la corteza
Pratyahara significa control de los sentidos. Es la ciencia de restringir los sentidos privandolos de lo que les alimenta, el mundo objetivo externo. De esta forma se retiran del mundo externo para ayudar a la mente en su búsqueda interna.
Para Iyengar, pratyahara se corresponde con la corteza del árbol.
«La corteza es la protección del árbol, preserva la energía que fluye desde las hojas a la raíz. Cuando nos hallamos total y absolutamente absortos en nuestra presentación del asana, sin olvidar ni la piel ni los sentidos; cuando los cinco órganos de acción y de percepción actúan de forma correcta, eso es pratyahara. El viaje de los sentidos hacia dentro. Desde la piel al núcleo del ser. La mente se queda en silencio. El sí-mismo descansa en su morada y la mente se discuelve. Pratyahara es el cultivo y educación de los sentidos de percepción.»
Dharana, la savia
Dharana significa concentración, fijar la conciencia en un punto y mantenerla allí por un tiempo determinado. Mediante la concentración se controlan y enfocan las funciones de la mente.
En la metáfora del árbol del yoga, dharana es la savia del árbol.
«Es la savia del árbol, el jugo que transporta la energía en su viaje hacia el interior. Dharana es concentración o atención completa, llevar la mente dispersa a un estado de control. Tanto el estado de presencia de pensamientos como el de ausencia de ellos requieren una atención deliberada. No nos quedamos vacíos, nos mantenemos llenos y plenamente conscientes. Realizamos el asana en conjunto, con las células, los nervios, la inteligencia, la consciencia y hasta el sí-mismo.»
Dhyana, las flores
Dhyana es la Meditación, el penúltimo de los pasos. Cuando se mantiene firmemente dharana, ésta evoluciona convirtiéndose en dhyana. Es un estado contemplativo, en el cual la atención pasa de unidireccional a no-direccional.
La meditación, sería como las flores del árbol que brotan gracias a todos los elementos anteriores.
«Cuando el árbol está sano brotan flores, cuando el observador y lo observado son uno, se alcanza la meditación. La meditación pura es aquella en la cual todos los medios que poseemos (órganos de acción, de percepción, la mente, el cerebro, la inteligencia, la consciencia y la conciencia) son dirigidos hacia el núcleo del ser sin que exista estado de división alguna.
Cuando realizamos asanas siendo conscientes de nuestro sí-mismo, y llevamos la percepción a cada una de las partes de nuestro cuerpo, somos uno con éste, con nuestro cerebro, mente, inteligencia y consciencia sin que haya división, entonces no hay diferencia entre asana y dhyana»
Samadhi, los frutos del árbol del yoga
El Samadhi es el estado de contemplación, la cumbre de la meditación, cuando el objeto de meditación absorbe al meditador y se pierde la consciencia de uno mismo. El cuerpo y los sentidos están en reposo, la mente está alerta y receptiva pero más allá de la consciencia.
El culmen de los 8 pasos del yoga, el samadhi, corresponde a los frutos del árbol.
«Al igual que la esencia del árbol se encuentra en el fruto, la esencia de la práctica de yoga está en la libertad, el equilibrio, la paz y la beatitud de samadhi, donde el cuerpo, la mente y el alma se unen y se funden con el Espíritu Universal.
Sama significa equilibrado, en armonía. No es trance, en samadhi somos plenamente conscientes, difundimos el alma a cada una de las partes del cuerpo atravesando sus distintas envolturas»
Por tanto, como Iyengar trata de ilustrar a través de esta metáfora, el árbol del yoga (yoga vrksa) nos conduce al practicarlo a través de cada una de las capa de nuestro ser. Nos lleva a vivir y experimentar la ambrosía del fruto del yoga, que es la visión del alma.