¡Hola de nuevo! Me alegra que quieras saber más después de haber leído el articulo anterior y querer seguir aplicando el yoga en el trabajo. Me baso mucho en los estiramientos, pero es que son muy importantes para oxigenar la musculatura y poder dibujar una sonrisa en la cara.
Ahora, creo que te voy a sorprender, y si no es así, no hace falta que me lo digas, déjame vivir con esta ilusión.
Vamos a estirar las manos y los dedos. Móviles, ordenadores, escobas, palas, cubos, bandejas, vasos, trapos, bayetas, martillos… las manos tienen una grandísima importancia y también tienen músculos. Por lo que te voy a dar unos consejillos.
Palmas de las manos mirando hacia arriba, codos doblados pegados al cuerpo. Si los separas estarás cargando tus hombros, no queremos esto. Abre los dedos, todo lo que puedas. Aguanta un poquito y cierras los puños apretando con fuerza. Abre, cierra, abre, cierra. Notarás como tira y puede que notes hasta el antebrazo también.
Otro estiramiento para las manos. Palmas juntas en frente del pecho, empezamos juntando solo las puntitas de los dedos y, si puedes juntas las palmas también. Puede que juntes dedos y los metatarsos (los huesecitos que unen las palmas de las manos con la base de los dedos), no importa, hasta donde puedas. Ahora abre los dedos y aprieta las manos. Abre cierra aprieta unas cuantas veces y relaja.
¿Verdad que puedes aplicar este tipo de yoga en el trabajo?
¿A que no se te había ocurrido nunca? “NO, Laura, no lo había pensado, muchas gracias”. Jeje
Ya hemos estirado cuello, pecho, hombros, dorsales, manos. Vamos ahora hacia la zona de la pelvis, ¿te parece? Caderas, parte baja de la espalda.
Normalmente es una zona que también suele cargarse mucho, sobre todo si estás de pie varias horas. Además, como te he contado con anterioridad, el estiramiento de esta zona mejorará la circulación, reducirá tensiones y aliviará el dolor. Es una zona que afecta el sistema nervioso parasimpático. Y si no está sana o tiene alguna contractura, mandará señales al cerebro pidiendo relax. Es una zona muy sensible y que se tiene que trabajar con mucho cuidado. Despacito y dando espacio para que se vaya abriendo y relajando.
Si tienes un trabajo activo, en el que no estás sentado. Abre las piernas un poquito más ancho que las caderas. Si puedes, ves bajando con las manos juntas enfrente del pecho, o en la cintura, con la espalda lo más recta posible, como si te fueras a sentar en el suelo, de cuclillas. Normalmente, si tienes esta zona dolorida, los talones acortados, no vas a poder llegar abajo del todo. NO importa. Puedes ponerte un libro, un taco, subir los talones encima de un escalón. Solo tu te conoces y sabes tus limitaciones.
Así que, inhala, prepara, exhala y ves bajando poquito a poco con las manos juntas enfrente del pecho (o en la cintura). Cierra los ojos y disfruta. Respira despacito y ves relajando la musculatura.
Si tienes un trabajo en el que estás sentado varias horas, intenta subir los talones a la silla, venga que no es tan difícil. Piernas abiertas, lleva las rodillas hacia los hombros y con los brazos por dentro de las rodillas, ayudas a abrirlas poco a poco. Parecido a la foto de aquí arriba, pero el glúteo apoyado en la silla y los pies encima. Sé que no es fácil. Esta sería la postura ideal, pero entiendo que hay acortamientos musculares y que no todo el mundo puede poner los pies encima de la silla. Así que también puedes sentarte en el suelo, espalda apoyada en la pared e intentar acercar los pies lo más cerca del cuerpo posible. Eso sí, abre caderas, estira todo lo que puedas, siempre y cuando no te hagas daño. Quiérete y agradécete el estiramiento. Te vas a quedar de lujo.
¿Por qué te digo que abras las piernas? Al abrirlas, lo que haces es estirar la zona de la pelvis, caderas, aductores y la sensación es brutal. Y sí, tienes que moverte un poquito más, pero puedes seguir aplicando yoga en el trabajo.
Seguimos estirando la espalda e incluso la parte de atrás de las piernas.
Si estás sentado, estira las piernas apoyando los talones y la espalda, ponte en una postura erguida sin forzar la curvatura de la espalda. Si estás de pie, simplemente ponte lo más recto que puedas, tensa glúteos, piernas, abdomen. Hombros lejos de las orejas y ligeramente hacia atrás. Eleva la coronilla.
Sube los brazos estirados al techo con la inhalación (he dicho brazos, no quiero hombros pegados a las orejas, más bien lejos) y con la exhalación, los llevas hacia delante, paralelos al suelo y redondeas la parte alta de la espalda.
Inhala eleva los brazos notando como se estira la musculatura de los brazos, hombros, dorsal e incluso los isquios (parte de atrás de las piernas). Estírate como si quisieras despegar las vértebras una a una, crece. Si puedes, ponte de puntillas, si estás de pie.
Repite las veces que quieras y disfruta.
Si te apetece estirar un poquito más la zona de la cintura. Brazos arriba y, esta vez en lugar de llevar los brazos hacia delante, inclínate hacia un lado. Hacia arriba e izquierda, notando el estiramiento en el lateral, desde la cadera, hasta las axilas. Inhala, prepara, exhala, estírate, disfruta de este estiramiento. Puedes quedarte en estático y con cada exhalación inclinarte un poquito más o en movimiento. Ya sabes, inhala para preparar o ir hacia el centro, exhala estiiiiiiiiraaaaaaa y relaja. ¡Me encanta!
¿Bajamos ahora hasta los pies? ¿Te sorprende? Es otra de las extremidades olvidadas, como las manos. Pero, ¿cuántas veces has tenido algún tirón en la planta del pie? Porque yo sí.
Para estirar los pies, tan fácil como, si estás de pie, ponerte de puntillas. Puedes poquito a poco ir elevando los talones con la exhalación y, con la inhalación, bajas. Si estás sentado, estira las puntas de los pies lejos y flexiona llevando las puntas de los dedos hacia a ti.
Es un estiramiento que te va a encantar y te va a dejar como nuevo.
Espero que apliques estos estiramientos de yoga en el trabajo. No tiene porque ser seguidos, ni por este orden. Haz lo que te apetezca, cuando te apetezca. Siempre con una sonrisa y disfrutando en cada momento.
¡Feliz Domingo!