La luna está asociada a los sentimientos y emociones, a los estados anímicos y las fluctuaciones, al inconsciente, a las necesidades internas, a la herencia ancestral, a la feminidad, al hogar, a la madre, y al niño interno.
La luna es cíclica y nosotros también. Cuando observas y conectas con estos ciclos comienzas a entender por qué te sientes como te sientes. Este conocimiento te enseña a ser flexible y tolerante contigo mismo y con tus fases y te brinda la oportunidad de aprovechar cada momento para tareas determinadas.
Explicaciones conocidas hasta el momento
Si bien la ciencia aún no ha encontrado la forma de explicar cómo o por qué nos afectan las fases lunares, son muchos los que se han lanzado a investigarlo.
Se suele decir que nuestro cuerpo es un 70% de agua, e igual que el magnetismo de la luna afecta a las mareas, también nos mueve a nosotros algo por dentro. No hay que olvidar que en luna llena las mareas siempre son más fuertes, por eso se les llama mareas vivas.
Otros piensan que de algún modo afecta a nuestra regulación hormonal, influyendo de esta manera en nuestro estado de ánimo. En el libro “Luna Roja”, el best seller de Miranda Grey, se habla de la relación entre la luna y el ciclo menstrual. Asocia cada fase lunar a un tipo de energía y a un arquetipo diferente, siendo lo más habitual menstruar en luna nueva (ciclo de la luna blanca) o en luna llena (ciclo de la luna llena).
También cabe destacar el estudio del neurocientífico Mark Filippi, que relaciona las fases lunares con una diferente producción de neurotransmisores.
Sea cual sea la causa y el proceso que se desencadena en nuestro cuerpo, a muchos nos basta observarnos para sentir que efectivamente hay diferencias en nuestro estado de ánimo a lo largo del ciclo lunar.
La luna y la espiritualidad
El observar la luna y prestar atención a sus distintas fases te conectará con sus ciclos y sus ritmos, te recordará que todos formamos parte de algo mayor, que somos hijos del universo, que somos polvo de estrellas. Somos mucho más que personas que trabajan y pagan facturas.
Somos uno con el universo y lo que hay más allá.
El conectarnos con la luna nos conecta con lo divino que hay en nosotros y a nuestro alrededor. Cuando entras en sintonía con los ciclos de la luna te conectas con la naturaleza y el cosmos.
Si bien nuestros antepasados vivían muy conectados con la naturaleza, lo cierto es que en la actualidad la mayoría de personas vivimos totalmente al margen, como si no fuéramos parte de ella, como si no estuviéramos sujetos a ella. Pasamos muchas horas con iluminación artificial, pantallas de ordenador y móvil y otros inventos tecnológicos que pese a ser tremendamente útiles, nos hacen olvidarnos un poco de nuestros orígenes, de nuestra esencia y desconectar de la naturaleza y la magia que esconde.
La Luna y el Yoga
Si bien Hatha Yoga se suele traducir como “el yoga de la fuerza” o yoga físico, otro de sus significados hace referencia a la combinación de Ha (Sol) y Tha (Luna). La Armonización de la energía solar y lunar, de la energía masculina y la femenina, de la parte física y tangible, y la espiritual y energética.
Mientras la energía solar es cálida, activa y orientada hacia el exterior, la energía lunar es fresca, receptiva y orientada hacia el interior.
Si bien el Hatha Yoga busca el equilibrio entre ambas energías, solar y lunar, la práctica de asanas que asociamos normalmente a las clases de yoga, tiende a enfocarse más en la parte solar. Se suele comenzar la clase con saludos al sol y realizar prácticas para entrar en calor y preparar nuestro cuerpo.
La parte lunar nos invita a calmarnos, a escuchar nuestro cuerpo y a mirar en nuestro interior, por eso una práctica de yoga centrada sólo en la parte solar no estaría en equilibrio.
Se puede rendir homenaje a esta energía lunar practicando Chandra Namaskar o Saludo a la Luna. Los 15 primeros pasos de la secuencia representan los 15 tithis (días lunares), y el paso 16 está dedicado a la diosa tántrica Shodashi, que preside todas las fases de la luna.
Se ha de practicar esta secuencia de forma lenta y consciente y puedes hacerlo cualquier día, pero es especialmente recomendable en luna nueva o luna llena si quieres darle un carácter ritual.
La luna en Ashtanga Yoga
En Ashtanga yoga y en otros estilos derivados de éste no se recomienda hacer una práctica de asanas ni en luna llena ni luna nueva, son días de descanso y meditación.
Se considera que la energía en luna nueva es muy baja y puedes sentirte más cansado, mientras que en luna llena la energía es tan potente que puedes sobrepasar tus límites y lesionarte.
En otros estilos de yoga no existe la prohibición de practicar, pero se anima a que cada uno sea especialmente consciente de sus sensaciones y sus límites y adapte la práctica a sus necesidades.
La práctica en cada fase lunar:
Cada fase lunar dura 7 días aproximadamente, pero es en los 3 primeros días cuando la energía es más intensa.
Luna Nueva:
La luna se posiciona entre la tierra y el sol, quedando alineados, por ello se considera que nuestra atención está también alineada y se dirige en la misma dirección. El cielo está más oscuro y es el mejor momento para mirar hacia dentro y sembrar nuestras intenciones.
Se recomiendan prácticas meditativas que nos traigan claridad. Físicamente nos podemos sentir más cansados por lo que es buena idea hacer una práctica más suave, como yin yoga.
Luna Creciente:
La luna comienza poco a poco a iluminarse y comienzas a sentirte con más energía y vitalidad. Es el momento más productivo del ciclo, asegúrate de estar llevando a la práctica las intenciones que sembraste en luna nueva. Puedes aprovechar para hacer una práctica más dinámica o probar estilos o posturas nuevas.
Luna Llena:
La energía es tan alta que algunas personas se sienten desbordadas. En este momento la tierra se encuentra entre el sol y la luna, el cielo está iluminado y nos invita a brillar. Puedes sentirte descentrada o alterada emocionalmente. A algunas personas les desgasta tanto l actividad de su inconsciente que se sienten agotadas físicamente. Las lunas llenas marcan finales, es el momento de hacer repaso y decidir que continúa y qué no.
Se recomienda meditar, recitar mantras, leer textos filosóficos…y si decides practicar asanas, hacerlo de forma especialmente consciente, sin dejar que el ego o el exceso de energía guíen nuestra práctica.
Luna Menguante:
Es el momento de depurar física, emocional y mentalmente. La energía está bajando y puedes sentirte con menos vitalidad. Es bueno detoxificar el cuerpo a través de la alimentación y de prácticas que nos hagan eliminar toxinas como técnicas de respiración y kriyas. a Nivel mental y emocional es el momento de soltar cargas, dejar ir todo lo que ya no tiene cabida en tu vida. Limpiamos por dentro y por fuera para prepararnos para el siguiente ciclo lunar.