Cada día son más las personas que practican y recomiendan el mindfulness y meditacion. Descubre todos los ámbitos en los que se ha probado su utilidad.
En 2015, un grupo de parlamentarios de Reino Unido, presentó en el Senado el “Mindful Nation UK Report”.
Se trata de un informe realizado por expertos, que a través de numerosas investigaciones científicas lograron demostrar los beneficios del mindfulness en distintos ámbitos. La finalidad era ir poco a poco implementandolo en instituciones y servicios de Reino Unido.
Según el periódico The Guardian, este informe sugiere que el mindfulness tiene la capacidad de abordar algunos de los retos más grandes en temas de salud, educación, en el trabajo y en el sistema judicial y penal.
Hoy en día, es frecuente verlo en muchos más ámbitos como en las artes, los deportes o la tecnología.
Aplicaciones de mindfulness en la salud
Antes que nada, quiero hacer hincapié en que la salud es más que la ausencia de enfermedad, y que no hace falta esperar a estar enfermo para incorporar prácticas saludables a tu día a día.
Pero por desgracia, en occidente estamos acostumbrados a esperar a que algo se rompa para empezar a cuidarlo.
Probablemente por esto, la salud es el ámbito en el que más se ha extendido el uso del mindfulness, especialmente con el gran crecimiento de la medicina integrativa.
Medicina integrativa
El enfoque integrativo no se limita únicamente a la asistencia médica de un único especialista, sino que acepta cualquier terapia o acción complementaria que favorezca la salud y la curación.
Por ejemplo, el tratamiento para el cáncer puede combinar cirugía y quimioterapia con mejoras en la alimentación, apoyo psicológico, yoga o asesoramiento espiritual.
Se observa la sanación desde todos los enfoques terapéuticos posibles, reconociendo también los recursos que van más allá del sistema médico: la capacidad innata del cuerpo para curarse, el apoyo de la familia y los amigos, o la capacidad de encontrar un sentido a la enfermedad.
Cuando a alguien le diagnostican cáncer u otra enfermedad grave, no sólo le toca lidiar con los síntomas de la enfermedad y los efectos secundarios del tratamiento. Más allá de esto, también atraviesa una lucha contra la ansiedad, la incertidumbre y la pérdida de control sobre la vida.
Es fácil sentirse abrumadx, lamentar el pasado y temer el futuro.
La práctica de mindfulness no sólo puede mejorar síntomas físicos como el cansancio y la calidad del sueño, también te anima a no pensar tanto en el pasado ni a preocuparte por lo que pueda suceder.
Te ayuda a estar en el momento presente, a aceptar lo que ha pasado y estar abierto a observar cómo te sientes.
El prestar atención a lo que sucede en tu mente y en tu cuerpo es una poderosa herramienta para entender mejor tus emociones, gestionarlas y regularlas.
El mindfulness y meditación no traen consigo poderes mágicos instantáneos, no sustituyen a la medicina ni a los métodos terapéuticos existentes, sino que mejoran y potencian el poder del tratamiento a seguir.
Mindfulness para profesionales de la salud
Como decíamos antes, no hay que esperar a estar enfermo para empezar a cuidarse.
Esto lo saben bien lxs profesionales de la salud. Son muchxs los que hoy en día ya han incorporado el mindfulness a su rutina de trabajo.
La práctica de la atención plena puede ayudar a superar el estrés y la presión de la profesión.
Te proporciona mayor enfoque y capacidad de concentración, algo muy importante cuando tratas con vidas.
Y te ayuda a tener un toque más humano, algo que agradecen los pacientes y que influye positivamente en su recuperación.
Gestión del estrés
Uno de los efectos positivos más claros que ejercen el mindfulness y meditacion sobre nuestra salud, es la gestión del estrés.
La práctica de la atención plena te permite identificar e interrumpir los pensamientos negativos y rumiantes cuando surgen en tu mente. Te ayuda a dejar de identificarte con ellos y quitarles poder.
¿Sabes qué sucede cuando estamos bajo estrés?
Cuando nuestro organismo se enfrenta a una situación que considera amenazante, se activa la parte del cerebro más primitiva, la que te conecta con tu instinto y tu afán de supervivencia. Es la respuesta al estrés, algo no sólo útil, también necesario.
Te sientes en peligro y en tu cuerpo se activa el modo “lucha o huida”: se segrega cortisol, adrenalina y noradrenalina, hormonas que te llenan de energía para permitirte enfrentarte al problema.
Pero esto tiene un precio, y es que bajan tus defensas. El sistema inmunológico requiere un montón de energía para funcionar, y durante una emergencia, esa energía es muy valiosa.
Imagina que tienes gripe y tu sistema inmune está a tope luchando para acabar con el virus. Vas caminando por el campo y de pronto aparece un oso.
Se activa la alerta en tu cuerpo, y éste tiene que decidir si gasta la energía en que salgas corriendo y sobrevivas al oso, o en seguir abasteciendo a tu sistema inmunológico para luchar contra la gripe.
¿Qué crees que elige tu cuerpo?
Está claro, corre todo lo que puedas, y si consigues sobrevivir al oso, ya te preocuparás más adelante por la gripe.
Es por esto, que cuando estamos bajo estrés, nuestro sistema inmune no funciona correctamente, el cuerpo piensa que tiene que reservar energía extra para luchar contra alguna amenaza externa.
El problema es que hoy en día la respuesta al estrés no nos la desencadena un oso de forma puntual, si no un montón de situaciones de nuestra vida cotidiana que no requieren que salgamos corriendo. Al menos no de forma literal.
No sólo estamos continuamente sometidos a circunstancias que nos ponen en modo “lucha o huida”, sino que además, dichas circunstancias se mantienen en el tiempo.
El estrés mantenido durante mucho tiempo se traduce en un sistema inmune suprimido durante mucho tiempo.
Además, cargamos nuestro cuerpo de hormonas y energía que nos ponen como una moto.
Después de un periodo sostenido de estrés podemos enfermar, sufrir insomnio, taquicardia, alergias, ataques de pánico o desencadenar diferentes enfermedades autoinmunes e inflamatorias.
Por no mencionar cómo nos afecta a nivel emocional y en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos.
Por todo esto, el aprender a identificar y gestionar el estrés en nuestro día a día, es fundamental para asegurarnos buena salud y calidad de vida.
Aplicaciones de mindfulness en la educación
Por suerte el sistema educativo ha ido evolucionando, y hoy en día somos conscientes de la importancia del cuidado de la salud mental y emocional en la infancia y la adolescencia.
Cuando eres pequeño eres como una esponja y absorbes todo lo que ves y escuchas, tanto los comportamientos positivos, como los nocivos.
La práctica de mindfulness te enseña a construir relaciones sanas con los demás y contigo mismo ya desde que eres pequeño.
Te invita a vivir con más conciencia cívica y ética, e ir formando un carácter resiliente a la par que empático y bondadoso.
Además, también influye positivamente en el rendimiento académico y la mejora de resultados.
Aplicaciones de mindfulness en los centros de trabajo
Cada día más empresas se interesan por introducir programas de mindfulness para sus trabajadores, y muchos de los grandes, como Google, lo llevan haciendo ya desde hace tiempo
La práctica de mindfulness y meditación en el trabajo potencia la productividad al tiempo que disminuye la ansiedad y la fatiga.
Te ayuda a entender y aceptar tus límites, pero también a focalizarte en tus objetivos.
Aprovechas mejor el tiempo y con menos esfuerzo.
Eres más tolerante con tus compañeros y trabajas mejor en equipo.
Te sientes más motivado, y por tanto más feliz.
También influye muy positivamente en las habilidades de liderazgo: mayor calma, empatía e intuición. Mejor concentración, conciencia estratégica y habilidades de comunicación.
Es tan sencillo como parar unos minutos al día y practicar la atención plena.
Aplicaciones de mindfulness en el sistema judicial y penal
Los estudios presentados en el Mindful Nation UK Report demuestran que el mindfulness tiene un gran potencial en la mejora de la actitud de los delincuentes y en su reinserción.
En las cárceles en las que se han implantado programas de mindfulness se observa una disminución en la violencia y en el índice de reincidencia.
Además, también sirve de apoyo a personas que han recibido abusos en la infancia, que padecen depresión o algún trastorno mental, o que tienen alguna adicción.
Hay una mejora en la autorregulación y la autodisciplina.
Un mayor control del impulso sexual y de la agresividad.
Y una disminución de emociones como la tristeza, el miedo, el nerviosismo, la ansiedad o la ira.
Aplicaciones de mindfulness en otros ámbitos como los deportes o el arte
La atención plena es de gran utilidad en entornos como el deporte profesional, donde hay mucha presión y se requiere un gran nivel de concentración y presencia.
No sólo ayuda a la hora de obtener mejores resultados, también es una gran herramienta para aprender a gestionar la autoexigencia y la ansiedad derivadas de estar en un ambiente competitivo.
Además, con la práctica de mindfulness logras más atención y presencia en la actividad que estás realizando. Reduces el ruido mental y los pensamientos obsesivos, y esto se traduce en una mayor conexión con tu cuerpo y una reducción de las lesiones.
En ambientes como el arte, se ha demostrado ser positivo a la hora de potenciar la creatividad.
Cuando estamos más descansados y libres de pensamientos recurrentes y boicoteadores, tenemos espacio para que nuestra creatividad fluya.
Nos sentimos conectados y abiertos al mundo y tenemos más capacidad de crear.
Además, la práctica de mindfulness ayuda a potenciar la autodisciplina y lidiar con la incertidumbre.
Resumen
Como hemos visto, las aplicaciones de mindfulness son infinitas.
Puede ayudarnos a mejorar casi cualquier ámbito de nuestra vida.
La práctica de la atención plena nos ayuda a relacionarnos mejor con nosotros y con el entorno que nos rodea.
A estar más presentes, focalizados y libres de pensamientos problemáticos.
A ser más productivos y trabajar por nuestras metas.
Sentirnos conectados y valiosos.
Estar más motivados y felices.
A no prestar tanta atención al pasado ni preocuparse por el futuro.
A vivir el presente.
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